“Usted puede estar a una pulgada de la victoria, pero aun así encontrarse a millas de distancia, si permite que las emociones interfieran con el último paso. Juego al tenis para ganarme la vida, aunque odio el tenis, lo detesto con una oscura y secreta pasión, y siempre lo he detestado”: Andre Agassi, tenista.
Lo escribió en OPEN, sus memorias, un libro en el que plasmó todas las verdades que rodearon su vida de atleta de élite. “La bolsa de deporte se parece mucho al corazón: debes saber qué contiene en todo momento”. Para descubrir su propia bolsa y cómo llenarla, tuvo que aprender a gestionar las emociones para trasladarlas a la vida productiva. “He visto a las personas usar la emoción, positiva o negativa, como una herramienta, y funciona para ellos. Sin embargo, típicamente, entre más puede usted remover la emoción, será más eficiente”. Andre Agassi (foto) ya no está en los campos del tenis. Los cambio por los auditorios desde donde comparte charlas de motivación y de la gerencia de sus marcas comerciales y filantrópicas. Vive en las Las Vegas, la ciudad en la que nació y en la que reside con su mujer Steffi Graf, campeona alemana de tenis, y sus dos hijos.
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