El campeón del mundo de fútbol 1986, Jorge Valdano, predica en sus charlas de liderazgo que el fútbol es un estado de ánimo. Si viene el gol, las emociones se elevan y el juego de grupo incrementa el desempeño. En los procesos productivos tradicionales este combustible del desempeño aplica igual.
El desempeño irá en alza cuando asoma la emoción positiva. Y menos productivos con la conversión de energía negativa en enojo, frustración, impaciencia y temor. En efecto, el emocional es uno de los cuatro combustibles que el gerente demanda para alcanzar el mejor desempeño. Los otros: el físico, el mental y el espiritual. Una mezcla ineludible ¿Por qué? Siga la práctica para procesar sus beneficios.
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